Hace algunos días en un evento de la facultad de Arquitectura en C.U. durante una sesión de dibujo al desnudo, escuche los acordes de una canción conocida, e inmediatamente asocie esas notas con el contexto particular del momento, la sinuosa silueta del cuerpo desnudo de la mujer que posando cambiaba de posición, parecía flotar en medio de una danza levitante, sostenida apenas por la suave caricia de la voz que salida de los altavoces inundaba el lugar.
La onírica escena solo duro unos instantes, dos o tres canciones, sin embargo, pronto me asalto el recuerdo de esa extraordinaria obra sonora que logró remitirme a los territorios mas significativos de mi subconsciente, se trataba de la incomparable voz de Jeff Buckley, este joven artista estadounidense que alcanzo apenas a tocar las puertas de la gloria artística, y casi de inmediato se encontraba tocando las puertas del cielo, dejando para fortuna de muchos la constancia de su trabajo plasmada en una autentica obra maestra, el disco Grace de 1994, temas grandiosos y sublimes, como Grace, So real y Hallelujah, Lover you should´ve come over, o impactantes como, Last goodbye o Eternal life, componen este album que se convirtio de inmediato en una obra de culto, incluso para gente como Thom Yorke de Radiohead y Matthew Bellamy de Muse.
Si en el diseño se habla de crear sensaciones, en el arte resulta fundamental transmitirlas, las composiciones exactas para una voz excepcional hacen de este disco una colección de “momentos sonoros”, que cargados de una fuerza seductora fluyen y van construyendo atmósferas que suben y bajan de intensidad, que preparan el momento para explotar y volverse a diluir, toda una experiencia auditiva que nadie que trabaje con sensaciones debería dejar de escuchar.
Nota: dejo el enlace para que veas y escuches, y me des tu opinion
Last Goodbye
