TEXTOS PERDIDOS

TRIBUS URBANAS EN EL TERRITORIO DEL ELEFANTE BLANCO
Artículo escrito en Septiembre del 2008


En ningún lugar del mundo podría ser mas literal la denominación de la ciudad como “selva de concreto” que en el territorio al que me habré de referir, no solo por sus singulares manifestaciones de vida o por lo complejo y enigmático de su estructura, sino por que efectivamente, pareciera ser que la civilización ha dejado de existir en la Ciudad de México, por lo menos en el sentido literal de la convivencia en un ámbito de civilidad, pero esa no es la razón por la que retomo dicha analogía, sino para ubicar algo que yo llamo una “expedición cultural” hacia las entrañas de nuestra gran metrópoli, en la que podemos encontrarnos con dos de las expresiones humanas mas extraordinarias de nuestro entorno.
El territorio del elefante blanco, no es otro que la colonia Guerrero en las inmediaciones de la antigua estación de Buenavista, hoy flamante estación Terminal del tren sub-urbano, lugar que habita un ejemplar único, y que por algunos meses fue “la catedral de la cultura” del gobierno foxista, por supuesto, la Biblioteca Pública José Vasconcelos, un edificio de dimensiones “monumentales” ganado en concurso por el arquitecto Alberto Kalach, y que muy pronto se habría de convertir en objeto de admiración de los capitalinos gracias a una promoción mediática sin precedentes, los expertos destacarían las cualidades expresivas y funcionales del edificio, sin imaginar que mas temprano que tarde seria el ejemplo mas dramático de lo que podríamos llamar “una catástrofe arquitectónica”, dejando en claro que las obras faraónicas terminan convirtiéndose en tumba para los sueños de grandeza, y que hoy menos que nunca la cultura pertenece al claustro cerrado de los “pseudo intelectuales”.

Muy cerca, y en ese mismo territorio, se llevan a cabo “rituales paganos” que honran a la “otra cultura”, la cual de la noche a la mañana paso de ser subterranea, a convertirse en noticia del día, por lo menos una parte de esta, me refiero a las “tribus urbanas”, que en la personificación de los “emos”, alcanzaron fama y notoriedad por ser sujetos de la agresión de otras tribus como los “punks”, “metaleros”, o “darkies”, hecho que por varias semanas se mantuvo como cabeza de “raiting” en medios impresos y electrónicos, un tanto al margen de esta estrategia mediática existe el sitio de congregación “tribal” conocido como: Tianguis del Chopo, que desde hace ya varios años convoca sábado a sábado no solo a las susodichas “tribus urbanas”, sino que además a ganado ya el reconocimiento, incluso a nivel internacional, como un espacio de expresión y difusión de la cultura, y que poco tiene que ver con la monumentalidad del acervo de goteras de nuestro antes citado “elefante blanco”, sin embargo es de resaltar esa coexistencia entre una de las pretendidas obras “mas importantes de la vida cultural de la ciudad”, y lo que se ha manifestado como un autentico fenómeno cultural urbano.

El tianguis del chopo es mas bien un espacio virtual, que tiene su origen en el concepto de mercado al aire libre prehispánico, incluyendo la práctica del trueque, sus inicios se remontan a 1980 cuando el Museo Universitario del Chopo fue sede del primer “Tianguis de la Música”, el cual originalmente duraría solo un mes, sin embargo la convocatoria de jóvenes asistentes y el éxito de la modalidad de trueque de discos, motivó que permaneciera en función por cerca de dos años, al no poder prolongar mas su estadía en el interior de las instalaciones universitarias, pero debido al arraigo de su presencia, el tianguis salio a la banqueta de la calle de González Martínez , donde funciono por tres años mas hasta agosto de 1985 cuando las autoridades de la delegación Cuahutemoc decidieron desalojarlo definitivamente, en adelante el tianguis tuvo varias sedes, un estacionamiento de la colonia San Rafael, el Casco de Santo Tomás del IPN, el estacionamiento de la Facultad de Arquitectura de Ciudad Universitaria y el quiosco morisco de la alameda de Santa María la Ribera, por otro largo periodo, y toda ves que los locatarios se constituyeron como una asociación civil, encontró cabida en una zona de fabricas de la colonia Santa María Insurgentes, en la calle de Oyamel, para terminar por establecerse de manera definitiva en su actual ubicación, la calle de Aldama, entre Sol y Luna en la colonia Guerrero, justo ahí, a un costado de aquel “elefante blanco”, en el mismo territorio de ese “monumento” con el cual no existe relación alguna, de no ser esa paradoja identitaria entre ambición de notoriedad y resistencia alternativa , el proyecto que pretendió enarbolar la bandera de una cruzada cultural en el corazón de la selva de concreto, para llevar la “verdad” de la civilización hasta la región del “salvaje” capitalino de la Guerrero y anexas, y por otro lado la persistencia del espacio que nunca será considerado formalmente como “lugar” por no haber alcanzado el estatus de lo arquitectónico, y que sin embargo “existe” como satisfactor de una necesidad socio-espacial, la de congregar a sus “tribus”, demostrando que los verdaderos “emos” y el resto de los grupos de la cultura alternativa (y no una sub-cultura), coexisten, conviven y comparten un espacio de respeto que va mucho mas allá de las etiquetas, los estilos y los caprichos mediáticos.

Es interesante y significativo el contraste, en donde por un lado la gran obra de la forma magnificente nunca logro contener en su interior mas que toneladas pendulantes de papeles impresos, que si bien contienen una parte de la cultura escrita de la humanidad, no representan la totalidad del valor histórico de esta, por el otro, la expresión mas inmediata y elemental de un sector de población que encontró su espacio, no en un edificio sino en la estructura de las relaciones humanas, compartiendo a través de la música una forma diferente de interacción con su entorno, desde la alternatividad de lo que se encuentra mas allá de la funcionalidad y los formalismos de la arquitectura, compartiendonificativo el contraste, en donde por un lado la gran obra de la forma magnificente nunca logro contener en su interior mas que toneladas pendulantes de papeles impresos, que si bien contienen una parte de la cultura escrita de la humanidad, no representan la totalidad del valor histórico de esta, por el otro, la expresión mas inmediata y elemental de un sector de población que encontró su espacio, no en un edificio sino en la estructura de las relaciones humanas, compartiendo a través de la música una forma diferente de interacción con su entorno, desde la alternatividad de lo que se encuentra mas allá de la funcionalidad y los formalismos de la arquitectura, compartiendo sus encuentros en una zona libre de esa civilidad mojigata y complaciente de los convencionalismos, intercambiando discos de Pink Floyd, Rockdrigo Gonzalez, Metallica o Interpol, por libros de Peter Sloterdijk, y Fernando Savater, mientras en el edificio de junto se diluyen en el agua de las goteras las obras de “José Luís Borgués” (sic) y Alberto Kalch.

Pero, no tienes que creer todo lo que aquí se expresa, es relativamente sencillo comprobarlo por ti mismo, visita el Tianguis del Chopo todos los sábados en la calle de Aldama entre Sol y Luna, en la colonia Guerrero, justo a un costado de la Biblioteca Pública José Vasconcelos, y saca tus propias conclusiones.



Las recomendaciones del mes son:



Música:

“In Rainbows” de Radiohead.

Excelente muestra de que con estructuras musicales también se pueden construir ambientes, una vez mas la banda Inglesa lidereada por Thom Yorke revoluciona la música y explora los paisajes sonoros, yendo del rock puro a la belleza convertida en sonido, de lo más recomendable de la escena alternativa, este es el disco que rompió con los esquemas del “showbiz”, y por el cual podías pagar lo que quisieras en la “red”, si te da miedo arriesgarte auditivamente no lo escuches.





Cine:

“La Nueva Orden”, ( 24 hours Party People), dirigida por el Ingles Michael Winterbottom, del año 2002, un irónico relato de la época “post-punk” inglesa a través de una parte de la vida de Tony Wilson un personaje bizarro cuya ocupación fue la de inventar leyendas de la cultura, grupos como Joy Division, New Order y Happy Mondays pasaron por sus manos para convertirse en hitos de la música contemporánea, una tragi-cómica historia de sexo, drogas y Rock and Roll, en donde seguro encontraras algo con lo cual identificarte.